Oh, Sangre y Agua que brotaste del Corazón de Jesús, manantial de misericordia para nosotros, en Ti confío. (Diario de Santa Faustina 187)

sábado, 22 de octubre de 2011

El Rosario de Madre Teresa



El Rosario de Madre Teresa
-Enviado por Heather.

Jim Castle estaba muy cansado esa noche del 1981 cuando abordo su avión en Cincinnati, Ohio. El empresario de 45 anos de edad había completado una semana entera de reuniones y seminarios; ahora se sentaba agradecido en su asiento listo para el vuelo de regreso a casa en Kansas City, Kansas.

Entre mas pasajeros abordaban el vuelo, el lugar resonaba con las conversaciones y el ruido producido por el equipaje que estaba siendo guardado. De pronto todo el mundo callo. Todos se movían calladamente por el pasillo como un velorio invisible detrás de un barco. Jim levanto su cabeza para mirar a ver que sucedía, y quedo boquiabierto. Por el pasillo caminaban dos monjas vestida con sus hábitos blanco y azul. El reconoció el rostro de una de ellas inmediatamente., su piel arrugada, su calida mirada. Era un rostro el cual había visto en las portadas de periódicos y la revista Time.
Las dos monjas se detuvieron, en ese entonces Jim se dio cuenta que su compañera de asiento seria Madre Teresa!

Mientras los dos últimos pasajeros se acomodaban Madre Teresa y su compañera sacaron el rosario. Cada cuenta del rosario era de diferente color; Jim se dio cuenta. Cada década representaba diferentes partes del mundo, la Madre Teresa luego le dijo, y añadió, "yo oro por los pobres y los moribundos en el continente." Mientras el avión despegaba las dos mujeres
comenzaron a rezar en voz baja.

A pesar que Jim no se consideraba ser un Católico muy religioso, pues iba a la iglesia mayormente por habito, inexplicablemente se encontró unido en oración a ellas. A la vez que oraron la ultima oración el avión alcanzaba la altitud de vuelo. Madre Teresa entonces se voltió hacia el. Por primera vez en su vida Jim comprendió a la gente que hablaba de personas que poseían un "aura". Mientras ella lo miraba, un sentir de paz lo envolvía; no podía verlo como tampoco podía ver el viento, pero lo podía sentir, tan seguro como podía sentir la brisa calida del verano. "Joven", le pregunto ella, rezas el rosario a menudo? "No, en verdad no". Le tomo su mano mientras sus ojos estaban fijos en el . Luego se sonrió. "Bueno, ahora si lo rezarás." Le dejo entonces caer su rosario sobre su mano. Una hora mas
tarde, Jim entraba en el aeropuerto de Kansas City donde lo aguardaba su esposa.

Jim le contó de su encuentro. Manejando hacia casa, le dijo, "siento que he conocido a un verdadero instrumento de Dios." Nueve meses mas tarde Jim y Ruth visitaron a Connie, una amiga de varios años atrás. Connie les confesó que tenía cáncer del ovario. "El doctor dice que es un caso muy difícil pero voy a luchar contra el. No me daré por vencida." Jim buscó en su bolsillo y saco el rosario de Madre Teresa envolviéndolo así entre sus dedos. Le contó la historia y le dijo: "mantenlo contigo Connie," puede ayudarte. A pesar que Connie no era Católica, con toda aceptación, acogió las cuentas plásticas del rosario entre sus manos. "Gracias," le dijo en voz baja. "Espero poder devolvértelo." Paso mas de un año antes que Jim volviera a ver a Connie. Esta vez, tenia el rostro radiante. Le entregó el rosario, dicendo: "lo he tenido conmigo todo el año. Tuve cirugía y he estado recibiendo tratamiento de quimioterapia también. El mes pasado, los médicos volvieron a hacerme una segunda cirugía para mirar, y el tumor ha desaparecido. Completamente! " Sus ojos se encontraron con los de Jim. "Ya sabía entonces que era el momento de devolverte el rosario." En el otoño del año 1987, la hermana de Ruth, Liz, entro en una depresión muy profunda después de su divorcio. Le preguntó a Jim si podía prestarle su rosario, y cuando el se lo envió, ella lo colgó en el espaldar de su cama dentro de una bolsita e terciopelo. En las noches lo sostenía. "Me sentía tan sola y tan temerosa," decía ella, "mas
sin embargo cuando sostenía el rosario, me sentía sostener una mano amorosa."

Gradualmente, Liz volvió a construir su vida, y le devolvió entonces su rosario. "Alguien mas puede necesitarlo", le dijo. Entonces, una noche del 1988, una extraña llamo por teléfono a Ruth. Había escuchado lo de el rosario por medio de una vecina, quería tomarlo prestado para llevarlo al hospital donde su mama yacía en una coma. La familia esperaba que el rosario le ayudara a su mama morir en paz. Pocos días después la mujer devolvió el rosario. "La enfermera me dijo que una paciente de coma aun puede escuchar," le dijo, "entonces le expliqué a mi mama que tenía el rosario de Madre
Teresa y cuando se lo entregara a ella podía dejarse ir; mientras sostenía el rosario en sus manos. De inmediato, vimos su rostro relajarse. "Todas la líneas de su cara parecían suavizarse hasta verse en paz, y mas joven." La voz de la mujer se sobrecogió. "Breves minutos después ya había fallecido."
Fervientemente sostuvo las manos de Ruth. "Gracias".

Algunos se preguntarán, ¿A caso hay algún poder especial en el rosario de la Madre Teresa?. Es un rosario de plástico sin valor material. El poder está en la fe que comunican las personas santas. Nos ayudan a encontrarnos con Dios. En realidad Dios desea que todos seamos santos y pasemos por la vida inspirando esa misma fe. Jim solamente sabe que llegan peticiones inesperadas. El siempre pide, cuando presta el rosario: "cuando termines de necesitarlo, revuélvemelo, alguien mas puede necesitarlo."

La propia vida de Jim ha cambiado, desde su inesperado encuentro en el avión. Pensando que la Madre Teresa lleva consigo todo cuanto posee en una bolsita pequeña, hizo un esfuerzo de simplificar su propia vida. Jim dice ahora, "trato de recordarme lo que en verdad es importante - no el dinero, ni títulos, ni posesiones, sino como amamos a los demás."

viernes, 21 de octubre de 2011

Icono de Iver



EL PRIMER ICONO DE IVER (Iver o Iveria) que ahora se conserva en un monasterio en el Monte Athos, Grecia, fue pintado, según dice la tradición, por el Apóstol y Evangelista Lucas. En el Siglo 9 el icono estaba en casa de una viuda que vivía cerca de Nicea. Esta ciudad de Asia Menor que no existe hoy en día, se hizo famosa debido a los dos Concilios Ecuménicos que se llevaron a cabo allí. Entre otras cosas, en el último Concilio (séptimo en orden numérico y segundo celebrado en esa ciudad), después de luchar largo tiempo contra los iconoclastas, se logró restablecer la veneración a los iconos.

Durante el reinado de Teófilo, Emperador de Bizancio, quien estaba en contra de los iconos, cierta vez los soldados entraron en casa de la viuda para confiscar todos los iconos. Entre ellos estaba el de la Virgen María, pintado por el Apóstol Lucas, que ocupaba un lugar preponderante.




jueves, 20 de octubre de 2011

El Cristo del océano



El Cristo del océano
[Cuento. Texto completo]
Anatole France

Aquel año, muchos de los habitantes de Saint-Valery que habían salido a pescar, murieron ahogados en el mar. Se hallaron sus cuerpos arrojados por las olas a la playa junto a los despojos de sus barcas y, durante nueve días, por la ruta empinada que conduce a la iglesia, se vieron pasar los ataúdes transportados por los suyos y seguidos por las viudas llorosas, cubiertas con manto negro, como las mujeres de la Biblia. El patrón Jean Lenoël y su hijo Désiré fueron así colocados en la nave central, bajo la bóveda en la que ellos mismos habían colgado tiempo atrás, como ofrenda a Nuestra Señora, un barco con todos sus aparejos. Eran hombres justos y que temían a Dios. Y el señor Guillaume Truphème, párroco de Saint-Valery, después de haberles dado la absolución, dijo con una voz regada por las lágrimas:

-Jamás fueron sepultados en tierra sagrada, para esperar ahí el juicio de Dios, personas más honestas y mejores cristianos que Jean Lenoël y su hijo Désiré.

Y mientras las barcas con sus patrones perecían cerca de la costa, los grandes navíos naufragaban en alta mar, y no había día que el océano no devolviera algún despojo. Y sucedió que una mañana, unos chicos que trasladaban una barca vieron una figura flotando sobre el mar. Era la de Jesucristo, a tamaño natural, esculpida en madera resistente y si barnizar, que parecía una obra antigua. El buen Dios flotaba sobre el agua con los brazos extendidos. Los chicos lo sacaron a la orilla y lo llevaron a Saint-Valery. Tenía la frente ceñida por una corona de espinas; sus pies y sus manos estaban taladrados. Pero faltaban los clavos lo mismo que la cruz. Con los brazos aún abiertos para ofrecerse y bendecir, aparecía tal como lo habían visto José de Aritmatea y las santas mujeres en el momento de darle sepultura. Los chicos se lo entregaron al párroco Truphème que les dijo:

-Esta imagen del Salvador es una escultura antigua y el que la hizo debe estar muerto desde hace mucho tiempo. Aunque los vendedores de Amiens y de París venden en la actualidad por cien francos e incluso más, estatuas admirables, hay que reconocer que los artistas de antaño tenían también su mérito. Pero a mí me alegra sobre todo la idea de que si Jesucristo ha venido así, con los brazos abiertos a Saint-Valery, es para bendecir su parroquia tan cruelmente golpeada y para anunciar que Él tiene piedad de las pobres personas que van a la pesca poniendo en peligro sus vidas. Es el Dios que caminaba sobre los aguas y bendecía las redes de Cefas.

Y, tras haber hecho que colocaran al Cristo en la iglesia, sobre el mantel del altar mayor, el párroco Truphème se marchó para encargarle al carpintero Lemerre una bella cruz en madera de roble. Cuando estuvo hecha, clavaron en ella al buen Dios con clavos nuevos y la irguieron en la nave, por encima del poyo de mampostería. Fue entonces cuando vieron que sus ojos estaban llenos de misericordia y como húmedos de una piedad celestial. Uno de los mayordomos de la parroquia, que asistía a la colocación del crucifijo, creyó ver que las lágrimas corrían por el divino rostro. A la mañana siguiente, cuando el señor párroco entró en la iglesia con el monaguillo para celebrar misa, se sorprendió mucho al ver la cruz vacía encima del poyo y el Cristo tendido sobre el altar. Tan pronto como terminó la celebración del santo sacrificio, mandó llamar al carpintero y le preguntó por qué había desclavado el Cristo de su cruz. Pero el carpintero respondió que él no lo había tocado en absoluto; y, después de haber interrogado al pertiguero y a los fabriqueros, el párroco Truphème se aseguró de que nadie había entrado en la iglesia desde el momento en el que el buen Dios había sido colocado por encima del poyo.

Tuvo entonces la sensación de que aquellas cosas eran milagrosas y las meditó prudentemente. El domingo siguiente, habló de ello a los fieles de la parroquia y les invitó a contribuir con sus donaciones para erigir una nueva cruz más bella que la primera y más digna de llevar a Aquel que redimió al mundo. Los humildes pescadores de Saint-Valery dieron tanto dinero como pudieron, y las viudas ofrecieron sus alianzas. Por lo que el párroco pudo ir de inmediato a Abbeville para encargar una cruz de madera negra, muy brillante, coronada por un letrero con la inscripción «I.N.R.I» en letras doradas. Dos meses más tarde, la colocaron en el lugar de la primera y clavaron en ella el Cristo entre la lanza y la esponja. Pero Jesús la abandonó como a la otra, y durante la noche fue a tenderse sobre el altar.

Cuando, a la mañana siguiente, el señor párroco la encontró allí, cayó de rodillas y oró durante mucho rato. El rumor de aquel milagro se difundió por todos los alrededores, y las señoras de Amiens hicieron colectas para el Cristo de Saint-Valery. Y el padre Truphème recibió de París dinero y joyas, y la esposa del ministro de Marina, la señora Hyde de Neuville, le envió un corazón de diamantes. Disponiendo de todas aquellas riquezas, un orfebre de la calle Saint-Sulpice hizo, en dos años, una cruz de oro y pedrerías que fue inaugurada con gran solemnidad en la iglesia de Saint-Valery, el segundo domingo después de Pascua del año 18... Pero Aquel que no había rechazado la cruz dolorosa, se escapó de esta cruz tan rica y fue a tenderse de nuevo sobre el lino blanco del altar. Por temor a ofenderlo, esta vez lo dejaron allí, y allí descansaba desde hacía más de dos años, cuando Pierre, el hijo de Pierre Caillou, fue a decirle al párroco Truphème que había encontrado en la playa la auténtica cruz de Nuestro Señor.

Pierre era un chico retrasado, y como no tenía suficiente inteligencia para ganarse la vida, le daban pan por caridad; era apreciado por todos porque no hacía daño a nadie. Pero tenía una conversación sin mucha lógica, que nadie escuchaba. Sin embargo, el padre Truphème, que no dejaba de meditar en el misterio del Cristo del océano, se impresionó por lo que el pobre insensato acababa de decir. Fue con el pertiguero y dos fabriqueros al lugar en el que el chico decía haber visto una cruz y encontró dos planchas con clavos, que el mar había golpeado de acá para allá mucho tiempo y que verdaderamente, formaban una cruz.

Eran restos de un antiguo naufragio. Se veían aún sobre una de aquellas planchas dos letras pintadas en negro, una J y una L, y nadie podía dudar de que no fuera un trozo de la barca de Jean Lenoël, que cinco años antes había perecido en el mar, junto a su hijo Désiré. Al ver las planchas el pertiguero y los fabriqueros comenzaron a reírse del inocente que tomaba los tablones rotos de un barco por la cruz de Jesucristo. Pero el párroco interrumpió sus burlas. Había meditado mucho, había orado mucho desde que el Cristo del océano había llegado junto a los pescadores, y empezaba a comprender el misterio de la caridad infinita. Se arrodilló sobre la arena de la playa, recitó la oración por los fieles difuntos, y luego ordenó al pertiguero y a los fabriqueros que llevaran sobre sus hombros aquel despojo y lo depositaran en la iglesia. Cuando estuvo hecho, levantó el Cristo de encima del altar, lo colocó sobre los tablones de la barca e incluso él mismo lo clavó en ellos, con los clavos que el mar había corroído.

Por orden suya, aquella cruz ocupó a partir del día siguiente el lugar que ocupaba la cruz de oro y pedrerías, por encima del poyo. El Cristo del océano no se desclavó nunca más. Quiso permanecer sobre aquella madera en la que unos hombres habían muerto invocando su nombre y el de su Madre. Y allí, entreabriendo su boca augusta y dolorosa, parece decir: «Mi cruz está hecha de todos los sufrimientos de los hombres, pues yo soy realmente el Dios de los pobres y de los desdichados».

FIN


Traducción de Esperanza Cobos Castro: relatosfranceses.com.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Leyendas del Camino de Santiago



Leyendas del Camino de Santiago


Los peregrinos que deciden hacer en tierras españolas el Camino de Santiago hasta Compostela pueden elegir dos rutas a partir de los Pirineos: ruta desde Somport (en la frontera de Francia con la provincia de Huesca) y ruta desde Roncesvalles, Navarra. Son dos caminos casi paralelos que van a encontrarse en Puente la Reina (Navarra). A partir de aquí, el camino será ya uno solo. (Aparte de la ruta costera, que también existe).

Muchos de estos peregrinos han recorrido ya por tierras francesas diversas rutas que confluyen en Saint-Jean-Pied-de-Port, último pueblo en territorio francés antes de llegar a la frontera española. Son gentes que llegan desde distintos puntos de Europa pero que hasta llegar a España van más o menos dispersas. Es a partir de los Pirineos cuando estos caminantes empiezan a encontrarse unos con otros en su andadura, en los albergues (hospitales de antaño), en los monasterios, en las ventas o casas particulares que les dan posada, y en la propia ruta cuando hacen un alto para descansar o comer algo.

Desde la Edad Media hasta la época actual del siglo XXI estos encuentros han sido atractivos y en muchos casos el origen de una gran amistad. Desde la Edad Media se ha tenido por costumbre contarse los unos a los otros historias, experiencias propias, oraciones y leyendas, estas últimas apoyadas casi siempre en milagros realizados por el «señor Santiago», la Virgen u otros santos queridos y venerados en la Edad Media.

Las leyendas relacionadas con el Camino de Santiago llegaron a ser muy populares entre los peregrinos y divulgadas oralmente, casi siempre en reuniones nocturnas de después de la cena, al amor de la lumbre en los días fríos o bajo las estrellas en el buen tiempo. Muchas de esas leyendas están recogidas en códices de los monasterios, en el Codex Calixtinus de Aymeric Picaud y en otros documentos. Al ser recogidas de una tradición oral, en muchas de ellas se dan distintas versiones y más de una localidad reclama para sí el suceso del milagro.

Las más famosas y que se siguen contando entre los peregrinos del siglo XXI son las que se exponen a continuación.

Fuente Reniega

La acción tiene lugar en el Alto del Perdón, a pocos kilómetros de Pamplona.

Un peregrino llega a la cumbre agotado por la sed. El diablo, disfrazado de caminante, se ofrece a indicarle una fuente oculta, a condición de que reniegue de Dios, de la Virgen o de Santiago. Pero el peregrino mantiene su fe a toda costa, aun cuando se encuentra exhausto.

Es entonces cuando se aparece Santiago vestido de peregrino, recoge al moribundo y le lleva a la escondida fuente, dándole de beber con su vieira.

El Misterio de Obanos

Sucede y se cuenta sobre todo en Obanos (Navarra).

Felicia de Aquitania, peregrina jacobea, al regresar de Compostela renuncia a su vida de nobleza y decide quedarse en Amocaín para dedicar su vida a los pobres. Su hermano, el duque Guillermo, al enterarse de tal decisión viene a buscarla. Furioso ante la negativa de su hermana de volver a su patria, la apuñala y Felicia muere.

El duque, lleno de remordimientos, confiesa en Roma su pecado. La penitencia que le imponen es peregrinar a Santiago. A su regreso de esta peregrinación, renuncia también a su vida anterior y se queda en Obanos como penitente junto a la ermita de la Virgen, en el monte Arnótegui. Más tarde será San Guillermo y la ermita se dedicará a su nombre.

Esta leyenda se escenifica en la plaza del pueblo en la segunda quincena de agosto. La imagen de la Virgen (del siglo XIII) de aquella ermita se conserva en la parroquia.

Poyo de Roldán

Por el Camino de Santiago, ya en La Rioja, pasado Navarrete y Tricio, se halla el Poyo de Roldán. Queda a la derecha de la carretera y se trata de una colina (poyo) que tiene su leyenda:

«En el castillo de Nájera vivía Farragut o Ferragut, gigante sirio descendiente de Goliat y más fuerte que él. Combatió y venció a los mejores guerreros de Carlomagno, excepto a Roldán, que un día desde el poyo divisó al gigante sentado a la puerta de su castillo. Roldán cogió una piedra redonda que pesaba dos arrobas y la tiró en dirección al gigante, al que dio en la frente, cayendo derribado. Desde entonces el cerro se llama Podium o Poyo de Roldán».

El gigante Farragut o Ferragut y Roldán son dos personajes que están siempre presentes en leyendas y capiteles a lo largo de este tramo del Camino, desde Roncesvalles a Puente la Reina.

El milagro del gallo y la gallina

Sucedió en Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja.

En el siglo XIV peregrina a Compostela Hugonell, un joven alemán de 18 años que va acompañado por sus padres. En el mesón donde se hospedan trabaja una muchacha joven que se enamora de él y le requiere de amores, a lo que el muchacho se niega. Despechada y con ansias de venganza, guarda en el zurrón del joven una copa de plata y luego le acusa de robo.

El joven Hugonell y sus padres se disponen a partir para seguir el peregrinaje, cuando llega la justicia y comprueban la acusación registrando el zurrón del muchacho. Le declaran culpable y es condenado a la horca. Los padres no pueden hacer nada por él más que rezar a Santiago. Al acercarse al cuerpo ahorcado de su hijo para despedirse oyen cómo éste les habla desde la horca y les dice que está vivo por la gracia del Santo.

Felices y contentos van a comunicar la noticia al corregidor que, justo en ese momento, está cenando opíparamente unas aves. El corregidor naturalmente se burla de lo que oye y lanza la frase conocida: «Vuestro hijo está tan vivo como este gallo y esta gallina que me disponía a comer antes de que me importunarais». Y en ese momento, las aves saltan del plato y se ponen a cantar y cacarear alegremente.

De esta leyenda nació el dicho popular: «En Santo Domingo de la Calzada, donde cantó la gallina después de asada».

El pájaro y la Virgen

Sucedió en la ciudad de Puente la Reina, lugar en que confluyen los dos Caminos que vienen desde los Pirineos: el de Somport y el de Roncesvalles.

En el puente de los peregrinos, aquel que fue mandado edificar por la reina doña Mayor, esposa de Sancho III el Mayor, de Navarra, en un lugar de difícil acceso, había una imagen de la Virgen. En las fechas en que se celebraba algo importante para la propia ciudad o para el resto de Navarra llegaba un pajarillo que mojaba sus alitas en el río y con ellas lavaba la imagen y luego con el pico quitaba la restante porquería.

Los pastores de Estella

En la falda del monte Puy se reunían a menudo los pastores con sus ovejas. Un día vieron que sobre la cima caían muchas estrellas. Se dirigieron al lugar y encontraron una cueva y dentro de ella una imagen de la Virgen. Muy contentos avisaron a la parroquia del suceso. Cuando el sacerdote y toda la comitiva quisieron sacarla de allí, vieron que no podían moverla ni un centímetro; alguna fuerza misteriosa lo impedía. La Virgen quería quedarse allí, así es que levantaron un santuario en el lugar de la aparición. Esto sucedía el año 1085, con el rey Sancho Ramírez, que decidió fundar allí mismo una ciudad: Estella.

martes, 18 de octubre de 2011

Arca de la Alianza



Arca de la Alianza

El Arca de la Alianza (Hebreo: ארון הברית) es un objeto sagrado que guardaba las tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos, consignando en ellas la alianza entre Dios y el pueblo judío.

Descripción

Se trataba de una caja o arca que contenía las dos tablas (los Mandamientos o "Las Tablas De La Ley") que, según la Biblia, fueron escritas por Dios mismo y entregadas a Moisés en el Monte Sinaí, la vara florida de Aarón y un vaso de maná. Se guardaba en el Templo de Jerusalén y se llevaba al frente de batalla cada vez que había una guerra. El Arca simboliza la unión de Yahveh con el pueblo, a ello debe su nombre. Se cree que desapareció con la destrucción del templo de Jerusalén.

Según se detalla en la Biblia, el Arca estaba hecha de madera de acacia negra, revestida por dentro y por fuera con láminas de oro puro. Medía 2,5 codos de longitud y 1,5 de ancho y alto, o sea 1,31 m de largo por 0,78 m de alto y ancho. Una guirnalda de oro la rodeaba en su parte superior. A ambos lados llevaba fijos cuatro anillos de oro a través de los cuales se insertaban dos pértigas de acacia recubiertas también de oro. Sobre la tapa del cofre o propiciatorio descansaban dos querubines, igualmente dorados.





Los querubines eran dos figuras aladas que bien podrían ser, según ciertas teorías, figuras humanas con la cabeza cubierta, pero con brazos alados o bien según otra doctrina tendrían apariencia zoomórfica, tal vez parecida a las figuras descritas en la Biblia tras la visión de Ezequiel (Ezequiel, 1.6.7 y 10) o bien como los toros alados asirios de Nínive o Kirubi. Fuera cual fuera la forma que tuviesen, distan mucho del querubín angelical ofrecido por el Cristianismo. Estos querubines extendían las alas con tendencia a tocarse las puntas de modo que el espacio que quedaba entre las figuras y el propiciatorio forma un triángulo sagrado. Ese espacio abierto se llamaba oráculo mediante el cual se comunicaba Yaveh (Dios).

El Arca estaba situada en el sancta sanctorum o lugar más sagrado del tabernáculo o del Templo. Su utilidad fue variada, pues esta no sólo estaba destinada a contener elementos sagrados como el decálogo, el gomor de maná y la vara de Aarón, sino que además fue un arma capaz de proteger al pueblo elegido, siendo brazo ejecutor de los castigos de Yaveh. Los significados del Arca iban más allá de lo simbólico: tener el Arca era tener a Dios.

El arcaico y arcano cofre era una manifestación física de la presencia de Yaveh y fue un medio eficaz para mantener a los judíos lejos de la idolatría. Se recurría a su auxilio en tiempos de guerra, concretamente en la conquista de Canaán. Según la Biblia, las murallas de Jericó se derrumbaron gracias al Arca, y de esa manera los israelitas la pudieron conquistar.

Su transporte y cuidado estaba reservado a la Tribu de los los levitas. Ella abría la marcha durante los años de expedición por el desierto y estaba siempre a la cabeza del pueblo (salvo excepciones).

Al plantar el tabernáculo un velo la separaba del santuario, y al levantar la marcha, los levitas la envolvían en aquel velo (posiblemente el tentorium): Todo iba envuelto en una piel teñida de azul y en otra de color jacinto.

Actualmente los judíos tienen en sus sinagogas un cofre donde guardan la Torá y el cual representa el Arca de la Alianza, habitáculo que alberga la palabra de Yaveh.

También esta presente igualmente como objeto sagrado en la religión de la Iglesia ortodoxa etíope; y para los cristianos católicos romanos se simboliza místicamente a través de la Virgen María.


Historia
La Biblia indica que el arca fue usada en la conquista de Canaán; con la cual Josué consiguió abrirse paso en las aguas del Jordán al contacto de éstas con el Arca y durante siete días fue paseada en torno de Jericó, que cayó luego en poder de dicho caudillo.

El arca fue fijada en Silo. Más tarde los filisteos la tomaron en la guerra que mantenían contra los hebreos. En poder de aquellos estuvo unos meses, puesto que durante ese tiempo se indica que sólo causó estragos, muertes y tumores. Debido a ello, los filisteos horrorizados habrían dejado que el Arca fuese sola en un carro tirado por dos vacas. Después los animales pararon en Bethsames: varios habitantes de aquel lugar murieron por el trato poco reverente que dieron al objeto sagrado.

De allí fue trasladada a Gabaá. Luego Saúl la habría utilizado en la campaña contra los filisteos. Posteriormente David con un acompañamiento solemne la habría trasladado a Sión, sin embargo de camino a Sión habría ocurrido un accidente: Uza, un encargado del Arca, quiso sostenerla en un momento de bamboleo y cayó muerto de repente, David atemorizado la dejó durante 3 meses en casa de Obededom. Seguidamente desde Sión, la reliquia fue instalada en el templo de Salomón en tiempos de su reinado.

Tras la destrucción del templo de Salomón, el arca desapareció.


Ubicación actual del arca

Actualmente existen diversas teorías sobre la ubicación actual del arca de la alianza. Entre ellas destacariamos las dos más conocidas:

Oculta en Jordania: Esa teoría se basa en una carta enviada por los judíos de Jerusalén a los de Egipto (Macabeos, cap II, libro II), que indican su ocultamiento por el profeta Jeremías en una cueva del monte Nebó.

En este sentido, cabe mencionar que a partir de esta ubicación, existen numerosas teorías o historias "no probadas" y sin un fundamento serio, que postulan que posiblemente habría sido encontrada, e incluso posiblemente llevada a algún otro lugar; el cual depende de la versión de cada teoría o historia.


Guardada en una iglesia de Etiopía: En 1989, un periodista británico, Graham Hancock, aseguró que la legendaria Arca Perdida no se encontraba perdida sino a salvo, en un templo de Etiopía. Posteriormente han aparecido pruebas arqueológicas que han sustentado esta teoría. Esta teoría se basa en relatos pertenecientes a la iglesia cristiana Copta en etiopía, que indican que el arca de la alianza habría sido trasladada secretamente hacía más de 1000 años.

Capilla de las Tablas en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión, que alberga, según la tradición de Etiopía, el Arca de la Alianza.Cuenta la Biblia que en tiempos de Salomón, la Reina de Saba visitó Jerusalén atraída por la sabiduría de su Rey. La Reina de Saba comenzó a ejercer una irresistible atracción sobre el hijo de David, quien pese a sus riquezas e inteligencia no lograba seducir a la bella soberana. Llegaba la hora de su partida a Saba y Salomón consiguió arrancarle una promesa: que en el caso de que se llevase consigo algún bien preciado del reino, consentiría a cambio yacer con él una sola noche. La víspera del viaje, Salomón ofreció a su invitada una cena de exquisitos manjares. Astutamente ordenó que se sazonaran con abundante sal y picantes especias. Tras los postres, la reina tuvo que beber abundante agua para calmar la sed. ¡Qué bien es el más preciado sino el agua! Rota la promesa, la reina de Saba cumplió y de aquella única unión nació Menelik I, futuro rey de Etiopía. Relatos indican que años más tarde el joven Menelik fue enviado para recibir educación a casa de su padre en Jerusalén. Pocos años después, a pesar de los esfuerzos de Salomón para que su hijo se quedara, Menelik regresó a Etiopía. La tradición cuenta que, seducido por sus ayudantes, se llevó consigo el Arca (Algunas teorías postulan que para poder llevarse el arca existió un posible cambio del arca original por el de una copia del arca que Menelik debía llevarse; siendo posiblemente que esa copia, sea el arca que se dice fue ocultada en Jordania. Otras teorías en cambio postulan la posible existencia de dos arcas originales o que tenían la misma importancia, en donde en cada una se guardo posiblemente una de las Tablas de la Ley; siendo una de ellas la que fue llevada a Etiopía).

Posteriormentre los relatos indican que permaneció primeramente en un templo en la isla de Elefantina cerca del río Nilo. Luego se relata como el Arca de la Alianza habría sido colocada en una especie de tabernáculo en la isla de Tana Cherkos (Tana Kirkos), ubicada en el lago Tana (lago Tano); donde permaneció durante 800 años.

Los relatos indican que pasado estos 800 años, el rey Ezana de Etiopía decidió trasladar el arca a Axum, siendo finalmente guardada en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión. Según los etíopes, es el lugar en donde hasta hoy en día aún permanece y es cuidada por un sacerdote. Este sacerdote, según sus tradiciones, sería un descendiente de uno de los levitas, quienes ayudaban a trasladar y cuidar el arca en sus viajes. Este sacerdote es la única persona a quien se le permite ver el arca de la alianza guardada en la iglesia de Nuestra Señora de Sión, al igual que ocurría con los levitas según la tradición judía; es por ello que no se ha podido ratificar su permanencia real en esta iglesia, aunque todas las pruebas arqueológicas indicarían que esta teoría sería auténtica. Entre las variadas pruebas arqueológicas, hay reliquias pertenecientes al pueblo judío de la época del arca, y que pertenecerían al templo de Jerusalén.

Esta última teoría además se sustenta en que extrañamente el Arca es el punto central del culto y la adoración cristiana en Etiopía: cada uno de los 20.000 Templos de Etiopía contiene una réplica del Arca de la Alianza.


Curiosidades

La denominación "Arca de la alianza" se aplica simbólicamente a María en las Letanías lauretanas.
Hay mucho misticismo con respecto a las diversas y posibles ubicaciones del Arca. Se manejan teorías o hipótesis tan variadas como que posiblemente se encontrase cerca de Roma tras el saqueo de Jerusalén por parte de los romanos, y de ahí se conservase o se hubiese sustraído hacia Francia. E incluso que hubiese sido conseguida posteriormente de Jordania por los templarios en sus excavaciones tras habérsele ocultado a los romanos y de nuevo los templarios colocaran esta en distinto paradero.
La película "En busca del arca perdida" se basa en la búsqueda del Arca por parte del aventurero, el cual la descubre escondida cerca de Egipto.
La búsqueda del Arca, así como del objeto sagrado del Grial, por parte del gobierno nazi, fueron realmente evidenciadas por altos cargos del mismo e historiadores como Otto Rahn.


Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Arca_de_la_Alianza

El Arca Perdida de la Alianza

En Busca del Tesoro más Antiguo de la Humanidad

La ciudad mística de Jerusalén, quiza la ciudad más famosa en toda la historia del mundo. Una ciudad de cuyas raices emergieron las tres grandes religiones de occidente: el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamísmo. Jerusalén es una ciudad construída en torno a las más poderosa y sagrada de las reliquias del Antiguo Testamento, el Arca de la Alianza.

El Desierto Como Origen

Hace 3000 años el Arca fue traída a Jerusalén y adorada como el más sagrado de los objetos sagrados, era la personificación de la presencia de Dios en la Tierra. Sin embargo, en algún momento de este remoto pasado el Arca desapareció, esto dió origen a una búsqueda que ha inspirado a creyentes y cazadores de fortunas durante milenios. La búsqueda sigue siendo hoy objeto de ficción popular. Ansiada por caballeros cruzados, místicos, arquéologos y aventureros, el Arca perdida de la Alianza ha inducido a generaciones enteras a la búsqueda.

Después de 3000 años la evidencia más reciente puede ser la clave para hallar el lugar donde reposa el Arca de la Alianza.

"Y dio Moises en el Monte Sinaí dos tablas del testimonio, dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios. Y Moises tomó el testimonio y lo puso dentro del Arca." (Libro del Éxodo).

El Arca de la Alianza, el recipiente sagrado que contenía las tablas originales de los Diez Mandamientos, de acuerdo con la historia bíblica, era el objeto más hermoso y poderoso del mundo. Su longitud era de dos codos y medio, su anchura de codo y medio y su altura de codo y medio. Estaba construída de madera de acacia, enchapada del más fino oro por dentro y por fuera. Y en la cubierta había dos querubines, uno frente al otro, en silenciosa vigilia.
El Arca fue construída por los hebreos al pié del Monte Sinaí, sus planos era la descripción más detallada que se diera en el antiguo testamento, ya que, según Moises, venían directamente de Dios. Por entre las figuras colocadas en lo alto del Arca, Dios en forma de una inmensa bola de fuego se dirigía a los sumos sacerdotes. El Arca era una prueba absoluta, el ciclo y el sello de la presencia de Dios en la Tierra.

Tenía poderes legendarios: detener el curso de los ríos y aplastar montañas, infringir y destruír ejércitos enteros. Durante la campaña de Josué para tomar la ciudad de Jericó, el Antiguo Testamento narra la historia del Arca y del ejército: por seis días consecutivos un grupo elegido de sacerdotes marcho en torno a la ciudad con el Arca en hombros, al séptimo día terminaron siete veces alrededor del Arca y entonces al dejar oír sus trompetas los muros de Jericó cayeron.

En más de 200 referencias el Antiguo Testamento describe en detalle los sorprendentes poderes del Arca. Durante cientos de años los hebréos la llevaron consigo de un lado al otro. Cuando el rey David comenzó su reinado a finales del siglo XI antes de nuestra era, hizo traer el Arca a una aldea en un monte, en la cima había una gran piedra plana y sobre esta David planeaba construir un templo para el Arca, pero David murió antes de que pudiera poner en práctica sus planes y la tarea recayó sobre su hijo Salomón, quien reino desde el 970 al 931 antes de Cristo.

Durante el reinado de Salomón, Jerusalén pasó a ser el centro de la vida política y religiosa en la tierra santa. En pleno corazón de Jerusalén se erigía el templo construído por Salomón para alvergar el Arca de la Alianza, el Arca permaneció en el templo hasta algo después del año 900 a.C. cuando, misteriosamente, desapareció. Desde entonces no se hizo gran mención de ella en la Biblia. ¿Cómo pudo el objeto más importante del mundo occidental desaparecer sin dejar rastros o al menos alguna indicación de su desaparición? ¿Dónde se encuentra el Arca de la Alianza actualmente?

A pesar de sus diferencias, el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamísmo, tienen un elemento en común, todos adoran a un solo Dios. Y el concepto de ese Dios era, al principio, personalizado por el Arca de la Alianza. Su poder dominaba los primeros libros del Antiguo Testamento. Inexplicablemente el Arca desapareció y durante más de 2000 años de búsqueda y exploración se han tejido decenas de leyendas y teorías en torno al Arca Perdida. Muchos creen que el Arca desapareció en un momento de crisis, bien fue capturada como trofeo por un ejército conquistador o escondida en algún paraje secreto por sacerdotes del templo.

Si el Arca fue capturada, la teoría con mayor fundamento es que fue despedazada y saqueado su oro cuando los babilonios conquistaron Jerusalén en el año 586 a.C. De acuerdo con el Antiguo Testamento, el líder babilónico Nabucodonosor y su ejército destruyeron el templo sagrado de Salomón y enviaron a los israelitas al exilio. Sin embargo, hay un hecho del que no cabe la menor duda, existen registros detallados de todos los tesoros que fueron capturados en los templos y llevados a Babilonia pero el Arca no se encontraba entre estos. Cuando los hebréos regresaron a Jerusalén en el 583 a.C. iniciaron la construcción de un segundo templo pero no hay mención de que el Arca halla sido retornada a este nuevo santuario. A partir de este momento, no se vuelve a hacer referencia al Arca en las escrituras del Antiguo Testamento.

La creencia de que el Arca fue rescatada y escondida en una bóveda secreta para tesoros, ha sido el pilar fundamental de una búsqueda que se ha prolongado por siglos.

La Montaña-Templo

Hace casi 1000 años las cruzadas cristianas recuperaron el control de Jerusalén de manos de los musulmanes que habían gobernado la ciudad desde el séptimo siglo. en el 1119 de nuestra era, un grupo conformado por nueve nobles franceses, que se hacían llamar los los caballeros pobres de Cristo y del templo de Salomón, llegaron a Jerusalén. Se establecieron en la cima del monte, donde una vez estuvo el templo de Salomón. Los caballeros sostenían que su misión en tierra santa era mantener libres de bandidos el camino a Jerusalén. Sin embargo, nunca salieron de la montaña-templo y, en cambio, comenzaron a cavar. Trabajando desde afuera de la mezquita comenzaron a excavar la caverna natural que yacía debajo de la piedra sagrada. La caverna, según la tradición islámica, se conocía como el "pozo de las almas", un pasaje que llevaba a las entrañas de la tierra y que conducía a un tesoro custodiado por demonios; en realidad lo que los caballeros buscaban era el Arca de la Alianza. El Arca hubría dado a los caballeros de la montaña-templo un basto poder político para aquel entonces. Cavaron y buscaron exaustivamente pero nunca encontraron el Arca de la Alianza. En 1126 los caballeros regresaron a Francia sin la preciosa reliquia. Sin embargo, quiza hubían encontrado algo que era igualmente valioso. El tesoro de Salomón que hallaron no fue el Arca, sino el conocimiento de una arquitectura que luego inspiraría una forma que revolucionaría el arte, el diseño gótico.

En épocas más recientes, los arquéologos israelíes descubrieron la salida al tunel que cavaron los caballeros de la montaña-templo. El túnel se extiende por debajo de la montaña, pero debido a restricciones impuestas por el gobierno musulmán, nunca ha sido explorado. Quiza nadie llegue a saber nunca que se encuentra a final de esta excavación que data del siglo XII.

¿Acaso podría el Arca estar todavía escondida en algún lugar debajo de la montaña?

Viaje al Sur

En 1989 un periodista británico hizo una declaración que sacudió al mundo. La legendaria Arca Perdida no se encontraba perdida en realidad sino a salvo, escondida en una iglesia de Etiopía a donde había sido trasladada secretamente hace más de 1000 años.
Pero si el Arca estuvo todo este tiempo en Etiopía, cómo pudo el resto del mundo no darse cuenta de ello. Parte de la respuesta puede estar en la leyenda de cómo se trasportó el Arca desde Israel hacia Etiopía. La Biblia narra que en tiempos de Salomón, Jerusalén era visitada por la misteriosa reina de Saba. Los etíopes creen que era una reina etíope. Cuenta la leyenda que de la unión de Salomón y la reina Saba, nació Menelik I, primer rey de Etiopía. Años más tarde Menelik fue enviado a casa de su padre en Jerusalén para recibir educación, a pesar de los esfuerzos de Salomón para que se quedara, Menelik regresó a Etiopía con el primer hijo del sumo sacerdote. La tradición cuenta que se llevaron consigo el Arca y la colocaron en un templo en la isla de Elefantina cerca del río Nilo, donde permaneció por 800 años. ¿Qué sucedió luego de esos 800 años? Etiopía fue convertida al Cristianismo y el rey cristiano llegó con sus ejércitos, llevó el Arca a Axum y la colocó en la Iglesia de Santa María de Sion donde esta desde entonces.

Fuente: http://www.formarse.com.ar/profecias/El%20arca%20perdida%20de%20la%20alianza.htm

lunes, 17 de octubre de 2011

Leyendas de San Ignacio de Antioquia



Leyendas de San Ignacio de Antioquia


El panegírico de San Ignacio, hecho por San Juan Crisóstomo cuando éste era presbítero de Antioquía, fue pronunciado posiblemente el 17 de octubre. Según el antiguo martirologio sirio la fiesta del mártir se celebraba en esas regiones en ese día.

San Juan hace resaltar el hecho de que el suelo de Roma había sido empapado con la sangre de la víctima, pero que Antioquía atesoraba para siempre sus reliquias. "Ustedes lo prestaron por una temporada", dijo al pueblo "y lo recibieron con intereses. Lo enviaron siendo obispo, y lo recobraron mártir. Lo despidieron con oraciones y lo trajeron a su tierra con laureles de victoria''.




Una leyenda identifica a Ignacio con el niño que Nuestro Señor tomó en sus brazos y que le sirvió para dar una lección sobre la humildad (Después, tomando a un niño, lo puso en medio de ellos y, abrazándolo, les dijo:) (Cf. Marcos 9,36).

San Vicente Beaurais afirmaba que su sobrenombre "Theophoros" (Portador de Dios) se debía a que, después de muerto le abrieron el corazón y encontraron en él escritas en letras de oro el nombre de Jesús.

Su nombre se menciona en el primer canon Eucarístico.

domingo, 16 de octubre de 2011

Mandylion o Imagen de Edesa



Mandylion o Imagen de Edesa

Mandylion (palabra griega bizantina no aplicable a otro contexto), Lienzo de Edesa o Imagen de Edesa son distintos nombres que se dan a una reliquia cristiana consistente en una pieza de tela cuadrada o rectangular en que se habría impreso milagrosamente el rostro de Jesús, siendo por tanto el primer icono (imagen) del Cristianismo. Otro nombre con el cual se conocía la imagen de Edesa era Tetradiplon que significa en griego doblado cuatro veces, lo que es interpretado como una identificación entre esta reliquia y la Sábana Santa, a lo que también lleva la etimología siríaca propuesta para mandylion ("sudario").[1]

Según la leyenda, recogida a comienzos del siglo IV por Eusebio de Cesarea,[2] el rey Abgaro V de Edesa escribió a Jesús, pidiéndole que viniera a curarle de una enfermedad. Eusebio decía haber traducido y transcrito la carta original que se encontraba entre los documentos de la cancillería siria del rey de Edesa. En el documento de Eusebio, Jesús responde por carta, diciendo que cuando complete su misión terrenal y ascienda a los cielos, enviará a un discípulo para sanar a Abgar (y así habría hecho). Por tanto, no se menciona ninguna imagen a Jesús, por lo que esto sería una adición posterior a la historia. No obstante, la leyenda insiste en que la respuesta fue enviar directamente al apóstol Tadeo a Edesa portando una tela que llevaba impresa los rasgos faciales de Jesús, por cuya virtud el rey sanó milagrosamente. Como Jesús estaba aún vivo por entonces, esta imagen no sería la misma que la de otras reliquias similares, las vera icon ("verdaderas imágenes"): el Paño de la Verónica, el Santo Sudario de Oviedo o la Sábana Santa de Turín.

Eusebio no cuenta qué había ocurrido con el Mandylion entre el siglo I y su tiempo, pero la historia está repetida ampliamente por fuentes sirias, "con tan múltiples desarrollos que es difícil creer que toda pudiera deberse a los pobres esfuerzos de Eusebio".[3]

El Mandylion desapareció durante la conquista sasánida de Edesa en 609. Una leyenda árabe, recogida por el historiador Andrew Palmer en su visita a Urfa (Edesa), cuenta que la toalla (mendil) de Jesús fue arrojada a un pozo en lo que hoy es la Gran Mezquita de la ciudad. La tradición cristiana, en cambio, recoge que en 944 fue intercambiado por un grupo de prisioneros musulmanes. Por esa época, la Imagen de Edesa se llevó a Constantinopla, donde fue recibida con gran pompa por el emperador Romano I, que la depositó en la capilla del Gran Palacio de Constantinopla. Allí permaneció hasta que los Cruzados saquearon la ciudad en 1204, llevándose gran parte de sus tesoros a Europa Occidental. Ningún texto de esa época menciona el Mandylion, pero parece ser que la reliquia permaneció en la Sainte Chapelle de París hasta que desapareció durante la Revolución francesa.

sábado, 15 de octubre de 2011

El Santo Sudario de Jesús, en Turin, Italia

El Santo Sudario de Jesús, en Turin, Italia

P. Jordi Rivero, última actualización: 12/02/10

¿Qué es el sudario de Turín?
"Sindon" (griego): Pieza de tela, que puede ser usada como lienzo fúnebre. El sudario de Turín es un lienzo de lino rectangular, de 436 cm de largo y 110cm. de ancho, y tejido a espina de pescado. Sobre un mismo lado de la tela son impresas las huellas frontales y dorsales de un hombre muerto después de haber sido crucificado.

Muchos creemos que el sudario de Turín es el lienzo fúnebre de Cristo, es decir, el lienzo en que el cuerpo de Jesús fue envuelto. ¿Hay razones para tal creencia? El sudario ha sido sometido a los estudios mas rigurosos de la ciencia, descubriéndose numerosos datos asombrosos. Ver

Mientras muchos hombres fueron crucificados, solo Jesucristo fue además azotado, coronado con espinas y traspasado en el corazón con una lanza, tal como muestra la imagen. Este fue sepultado envuelto en el sudario según la costumbre de los judíos, como aparece en la imagen.





Contemplamos el rostro de Jesús. En la frente se ven las llagas y la sangre de la corona de espinas, su rostro golpeado cruelmente; Veamos también su cuerpo, en el costado, la llaga y la sangre por la espada que atravesó Su corazón; en la espalda se ve la laceración de los latigazos; en las manos y pies, la llaga de los clavos;  y muchos detalles más.




Debemos aclarar que nuestra fe como católicos no se fundamenta en la Sábana Santa. Ésta no es esencial

para nuestra fe en Cristo y en Su resurrección, pero ciertamente nos ayuda a profundizar nuestro amor y devoción en aquel que por nosotros sufrió la Pasión. Por otro lado, los no creyentes que se proclaman hombres de ciencia y de

razón se encuentran a la defensiva ante una reliquia en la que los mismos científicos están descubriendo señales cada vez mas contundentes de autenticidad.

La Iglesia busca la verdad. La Santa Sede, propietaria de La Sábana Santa, ha sido muy honesta, permitiendo todo tipo de investigaciones científicas. Las pruebas cada vez son mas impresionantes. De hecho, muchos no cristianos creen que, en efecto, se trata del sudario fúnebre de Jesús de Nazaret. Por otro lado, no faltan cristianos que demuestran desinterés y hasta hostilidad.

Historia
Hay testimonios históricos y de absoluta certeza que sitúan a la Sábana Santa en Lirey (Francia) a mediados del siglo XIV. No se puede acusar a la jerarquía de la Iglesia de haber producido el Sudario. Mas bien, en 1389 el obispo de Troyes, Pierre d´Arcis, escribió declarando el sudario un fraude. La Iglesia no se había pronunciado oficialmente. El pueblo, sin embargo, continuó visitándolo con gran veneración. La trayectoria de la Sábana Santa desde esa época está bien documentada y sin mas interrupciones.

En 1453 la Sábana Santa fue cedida al ducado de Saboya en Chambéry, Francia. En el año 1506, el Papa otorgó a la Sábana Santa una fiesta especial , aprobando una liturgia para la Santa Misa y el Oficio Divino. En el año1532, sufrió un fuego que le dejó marcas permanentes pero milagrosamente no se llegó a perder. Las hermanas Clarisas pusieron parches en las quemaduras en 1534. Al mismo tiempo se guarda el sudario entre dos paños de tela del mismo tamaño para protegerlo. Dos años mas tarde se descubre que ambos recibieron milagrosamente la imagen del original>>.

Los Saboya, al trasladar su capital a Turín en 1578, llevaron allí la Sábana Santa. Desde el año 1694, es custodiada (aparte de breves interrupciones) en la capilla que Guarino Gaurini construyó entre la Catedral y Palacio Real de Turín.

1898 – Es tomada la primera fotografía por el abogado Secondo Pia entre el 25 y el 28 Mayo. Se inician los estudios científicos.

Desde 1983, la Sábana Santa es propiedad de la Santa Sede, dejada en herencia por Humberto II de Saboya al Papa.

En 1997 la Sábana otra vez escapa un incendio, esta vez, en la Catedral de Turín. El bombero Mario Trematore pudo quebrar con un hacha el vidrio antibalas que protegía el Santo Lienzo y así, rescatarlo. ¿Como pudo romper el vidrio antibalas con un hacha? Mas tarde el bombero, que no era creyente, explicó que lo pudo hacer porque recibió una fuerza especial de lo alto.

1998- Exhibición del Sudario, 18 de Abril al 14 de Junio (para celebrar el centenario de la primera fotografía)
2000- Exhibición del Sudario, 29 de Abril al 11 de Junio del 2000 (con ocasión del Gran Jubileo de la Redención).

La Sábana Santa presentada al público.

La ostentación pública es, ante todo, un acontecimiento religioso que se ha de vivir en un clima de recogimiento y oración. En los últimos cuatro siglos la Sábana Santa ha sido expuesta varias veces; las ostensiones más recientes son las de 1978, para celebrar los 400 años del traslado a Turín y la de 1998 (centenario de las primeras pruebas fotográficas). La próxima vez que será presentada al público será en el año 2000, por motivo del jubileo.

¿Dónde estaba la Sábana Santa antes del siglo XIV?
Comencemos desde el principio.
Cristo resucitó en Jerusalén. El Evangelio de San Juan dice:

"Se inclinó (Juan) y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte". Juan 20:5-8.
(NOTA: Hay entonces dos sudarios: el grande que cubría el cuerpo y otro que se pondría sobre este y en el area de la cabeza. Este segundo se encuentra según la tradición en la Catedral de Oviedo -VER Sudario de Oviedo

Pedro y Juan vieron "las vendas" cada uno por su parte y fue parte de aquella primera experiencia de conocer la verdad central de la salvación y de la historia. ¡Cristo ha resucitado!. Lo mas probable es que hayan tomado esta reliquia con inmenso amor para mostrárselas a los demás como la primera prueba de la resurrección. Desde entonces es lógico que se guardase como la mayor reliquia de la cristiandad.








Marzo, 2005. Descubrimiento: 
Nuevos análisis indican que las Pruebas con Carbono 14 hechas en 1988 son inválidas. Descubren que la imagen del sudario visible al ojo está distorcionada. Una compensación lograda con ordenador produce la imagen algo diferente. 
La ciencia no puede probar que es una imagen milagrosa, pero si ha descubierto numerosos datos que apuntan hacia su autenticidad.

viernes, 14 de octubre de 2011

El Santo Sudario de Jesús, en Oviedo, España




El Santo Sudario de Jesús, en Oviedo, España

En la Catedral de Oviedo se conserva, con gran veneración del pueblo cristiano, el llamado "Santo Sudario", que según fuentes históricas bien documentadas llegó allí en los años de la invasión musulmana de España, procedente de la Catedral de Toledo. El Santo Sudario de Oviedo, según la tradición, fue colocado sobre el rostro de Jesucristo en el descendimiento de la cruz y hasta su definitivo entierro. Se trata de una reliquia directamente relacionada con la Sábana Santa de Turín, como comprobaremos en las páginas que siguen.
El Arzobispo de Oviedo, con ocasión del I Congreso Internacional del Santo Sudario, afirmó lo siguiente:
"La devoción del pueblo cristiano a este recordatorio de la Pasión de Jesús es conmovedora. Como movidos por un poderoso resorte interior, miles de fieles cristianos vienen todos los años a nuestra Catedral para recibir la bendición con el Santo Sudario y manifiestan de esa manera su profundo respeto por este tesoro religioso que hemos recibido de nuestros padres y que debemos conservar cuidadosamente, rodeándolo de la estima y veneración que nos merece este testigo elocuente de Jesucristo crucificado".







El Santo Sudario de la Catedral de Oviedo

Por D. Manuel Rodríguez Sancho, E.P.
Venerable reliquia, empapada en la preciosísima sangre de Jesús, el Santo Sudario de la Catedral de Oviedo atrae a multitud de fieles los tres únicos días al año en que es expuesto públicamente al culto. Atraído por el misterio encerrado en este precioso tejido, el mundo científico no cesa de examinarlo meticulosamente, dando a conocer poco a poco las sorprendentes conclusiones de sus investigaciones. Uno de los más importantes estudiosos del tema, Don Enrique López Fernández, canónigo de la sede ovetense y autor de la más reciente monografía sobre el Sudario, concedió una interesantísima entrevista publicada en la revista “Heraldos del Evangelio”, nº 56 de marzo de 2008. De esta entrevista extraemos el siguiente extracto:

D. Henrique López Fernández y el P. Manuel Rodr�guez, E.P.En la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo se guardan reliquias y objetos de un valor religioso e histórico excepcional. La más importante es el Santo Sudario, pero a lo largo
de los tiempos también han recibido un culto extraordinario otras, como las espinas de la Corona de Nuestro Señor y las reliquias de algunos santos: San Eulogio y Santa Leocricia, mártires de los mahometanos de Córdoba (+859); San Vicente de León, San Julián, San Germán y otros, que se guardan en valiosas urnas.

En el centro de la cámara se encuentra el Arca Santa que fue traída a Asturias desde Toledo poco después de la invasión musulmana en el año 711. Dentro del Arca vino el Santo Sudario, junto con otras reliquias relacionadas con Nuestro Señor, la Virgen y los apóstoles de valor incalculable. Por ejemplo, el Lignum Crucis de Nicodemo o una sandalia de San Pedro. Estas reliquias llegaron a Toledo procedentes de Jerusalén, pues el año 614 fue conquistada por los persas al mando de Cosroes II y, poco después, en el 637, por los primeros seguidores de Mahoma. Buscando un lugar seguro para las reliquias, los cristianos las trasladan hacia occidente, huyendo de la invasión mahometana que no dejaba de avanzar por el norte de África, sin que se sepa exactamente el itinerario seguido.

El Arca permaneció escondida hasta que, ya consolidado el Reino fundado por D. Pelayo tras la batalla de Covadonga (722), se decide trasladar el Arca hasta la nueva capital fundada por el piadoso Rey Alfonso II, el Casto (760-842) ¿Dónde fue escondida? La tradición apunta a una montaña próxima de Oviedo, llamada Monsacro precisamente por haber cobijado tantas reliquias.

Era tal el temor reverencial que el arca imponía, que permaneció mucho tiempo sin abrirse, hasta que en el año 1075, el Rey Alfonso VI, que pasaba la Cuaresma en Oviedo, pide que se abra. Se organiza una magna ceremonia a la que asisten, además de las autoridades religiosas, el notario real y numerosos testigos, entre los cuales figura el famoso Cid Campeador, que aún no había caído en desgracia.

La impresión fue tan grande que el rey manda hacer importantes donaciones a la Santa Iglesia Catedral para que pudiera sostener un culto digno de semejantes reliquias. También manda construir una nueva arca cubierta de bellas planchas de plata que protege la anterior y que servirá incluso de altar. Es ésta la que se conserva en la actualidad. Las cruces son un tema aparte.

¿Hay base en el Evangelio para sostener la existencia de este sudario?

El Santo Sudario de la Catedral de OviedoSin duda. En su Evangelio, San Juan usa la palabra sudario en dos ocasiones: Una para referirse a parte de la mortaja de Lázaro: “Dicho esto, gritó (Jesús) dando una gran voz: ‘Lázaro, sal fuera’. Y salió el muerto atado con vendas (keiríais) de pies y manos, mientras su rostro (hê opsis) estaba envuelto (periedédeto) en un sudario (soudaríôi).” (Jn 11,43-44); otra, cuando van al sepulcro de Jesús y lo encuentran vacío: “Corrían los dos a la vez, pero el otro discípulo, corriendo más rápido que Pedro, se le adelantó y llegó primero al sepulcro. Inclinándose, ve los lienzos tendidos (kéimena ta othónia), pero no entró. Llega luego Simón Pedro, detrás de él, y entró en el sepulcro y ve los lienzos tendidos, y el sudario, que estaba (o mejor: había estado) sobre su cabeza, no con los lienzos tendido sino aparte (khôrís), enrollado (o también puede ser: doblado) en un lugar (entetyligménon eis hena topon)” (Jn 20,4-7). En este caso, parece que el sudario no forma parte de la mortaja, pues se encontraba “aparte” (khôris) de “los lienzos tendidos” que eran propiamente la mortaja y que corresponderían a lo que conocemos como Sábana Santa de Turín y que quedaron “tendidos” (kéimena ta othónia: aplicado
a una persona significaría “yaciendo”).

Entonces, ¿qué hacía en el sepulcro? ¿Cuál había sido su función? Todos los estudiosos coinciden en que debió de ser utilizado, antes de la sepultura, en la manipulación o preparación del cadáver. El primero en formular esta hipótesis fue Monseñor Teodoro Ricci, benemérito estudioso de la Sábana Santa de Turín: Los judíos cubrían el rostro de las víctimas de una muerte violenta y el Sudario fue usado durante el traslado del cadáver desde la Cruz hasta el Sepulcro.

¿Las manchas que aparecen en el Sudario nos dan algún indicio sobre el uso que tuvo?

Hay que distinguir lo que se ve a simple vista, de lo que se “ve” en el laboratorio. A simple vista vemos una serie de manchas de distinta intensidad, unas simétricas y otras no. Aparentemente serían de sangre y otras de sangre diluida en agua.

Los estudiosos del EDICES (Equipo De Investigación Centro Español Sindonología) han podido determinar, a partir de estas manchas, cómo fue usado el Sudario: Estaba doblado por la mitad cuando cubrió la cabeza, por eso las manchas son simétricas, y unas se formaron por contacto directo con el rostro y otras por infiltración de una cara a la otra.

Por la manera en que se extendieron, se deduce que en un primer momento el cuerpo estaba todavía colgado en la cruz (en vertical), y que posteriormente estuvo tumbado boca abajo (en horizontal). Nunca se produjeron por frotación, sino por flujos sucesivos del líquido. No podemos entrar en detalles, pero queda probado que el Sudario cubrió el rostro de un difunto adulto, con barba, pelo largo, atormentado y muerto violentamente.

¿Qué tipo de pruebas han realizado los científicos hasta ahora y qué resultados han obtenido?

Monseñor Ricci en su famoso libro sobre la Sábana Santa “L’Uomo de la Síndone è Gesú”, 2ª ed, 1969, ya dedica un capítulo entero al Santo Sudario de Oviedo. La repercusión internacional fue inmensa y durante los años 70 y 80 se realizaron los primeros análisis científicos: de la sangre, del tejido, de los pólenes y se trató de datar por el C14.

En España, el Centro Español de Sindonología (C.E.S.) inicia a finales de 1989 una serie de nuevos estudios con gran profundidad y rigor, repitiendo y mejorando los ya realizados, que les llevan a convocar el I Congreso Internacional sobre el Santo Sudario de Oviedo, en octubre de 1994. En abril de 2007 se ha realizado el II Congreso y todavía no se han publicado las actas. Además de lo comentado anteriormente, hoy en día podemos afirmar
que:

1. Se trata de sangre humana, de tipo AB, el mismo de la Sábana Santa y muy común en el mundo judío,
2. Las manchas principales son de sangre post-mortem, procedentes de alguien ya cadáver, incompatibles en su formación con cualquier movimiento respiratorio,
3. Las pequeñas manchas puntiformes del extremo del lienzo tienen como origen heridas punzantes producidas en vida, que habían sangrado aproximadamente una hora antes de ser colocado el lienzo sobre ellas,
4. El Hombre del sudario padeció un gran edema pulmonar, que produjo en algún momento la salida de líquido serohemático por la nariz y boca,
5. Se realizó un detalladísimo examen del tipo de tejido comparando la estructura textil de Síndone y Sudario: Los hilos de ambas reliquias tienen igual composición: lino puro (idéntico grosor de fibras, hilado a mano y torcedura en “Z”), pero han sido tejidos de diferente manera: sarga en espiga para la Síndone y trama ortogonal (tafetán) para el Sudario.
6. Se ha confirmado la presencia de aromas: mirra y una especie de áloe.
7. Aunque la mayoría de los pólenes son de origen peninsular, los hay pertenecientes dos especies características de Palestina: Pistacia palestina y Tamarix palestina.
8. Aunque las pruebas del C14 han dado resultados negativos (la datan entre los siglos VII y VIII), se sabe que sufrió contaminaciones que falsean el resultado: exposición al contacto físico de los devotos, humo de velas, etc. Incluso en octubre de 1934 tuv que ser rescatado de los escombros de la Cámara Santa dinamitada por los revolucionarios marxistas. Además se acaba de descubrir que el espectro del lino está alterado, lo que es una prueba definitiva de la imposibilidad de datar por el C14.
9. Las pruebas de ADN no han dado tampoco un resultado satisfactorio por diversos factores: antigüedad de las muestras, contaminaciones, etc.
10. No presenta ningún signo de manipulación fraudulenta.

Se refuerza la tradición sobre el origen evangélico del Sudario.

Cada vez tiene más datos a su favor. Posiblemente nunca haya un 100% de certeza científica, pero hay muchos elementos que apuntan en esa dirección.

A mí, al contrario que otras personas que les da igual que se compruebe su autenticidad o no, me importa mucho saberlo. Conservar un recuerdo cierto y tan cercano al misterio de la muerte y, por tanto, de la resurrección de Jesús me pone en contacto directo con el misterio central de nuestra fe católica y me llena de satisfacción y emoción.

Es una ayuda valiosísima para la fe, sobre todo para muchas personas que pueden pasar por momentos de crisis.

Pienso también que, aunque se demostrase que no es auténtico, seguiría teniendo valor, como un cuadro, un símbolo que nos recuerda la pasión salvadora de Cristo.

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La Agencia Católica Veritas, en su despacho diario de hoy, día 18 de marzo de 2008, publica la siguiente información que corrobora y complementa la entrevista anterior:

Entrevista al presidente del Centro Español de Sindonología (I PARTE):

“Hoy ya no se puede hablar de la Sábana Santa sin hablar del Sudario de Oviedo”

Oviedo, 17/03/2008

(VERITAS) El Santo Sudario de Oviedo es, según la tradición, una reliquia de Cristo que se encuentra depositada en la Catedral de Oviedo. Este lienzo es venerado como una de las prendas funerarias de Nuestro Señor descritas en el Evangelio de san Juan. Se trata un pañuelo de lino manchado de sangre y otros restos como alguna quemadura de velas. Su forma es rectangular (83 x 53 centímetros).

Según nos cuenta la Sagrada Escritura, san Pedro lo encontró en la tumba vacía de Jesucristo y lo recogió junto con la Sábana Santa de Turín . En España, se puede constatar la existencia y estancia del pañolón en Oviedo desde el siglo VII. Se cree que salió de Jerusalén ante el ataque de los persas, pasando por el norte de África hasta Cartagena , Sevilla , Toledo y por fin Oviedo .

El Santo Sudario se expone al público en la Catedral de Oviedo sólo tres días al año: el Viernes Santo; el 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz; y el 21 de septiembre, san Mateo . El resto del año se encuentra depositado en la Cámara Santa de la Catedral.

El estudio del Santo Sudario de Oviedo, juntamente con la Sábana Santa de Turín, ha atraído la atención de muchos científicos, que dedican a ellos sus investigaciones. En breve se publicarán las actas del II Congreso sobre el Santo Sudario de Oviedo que se celebró en los días 13 al 15 de abril del 2007. Por otro lado, la BBC ha anunciado para el próximo Sábado Santo la emisión de un documental sobre la Sábana Santa de Turín en el que se recogen diversas entrevistas y en el que se confirmará el reconocimiento por parte del laboratorio que realizó hace 20 años las pruebas del Carbono 14, que estas pruebas no pueden considerarse fiables por el alto grado de contaminación de las muestras analizadas.

En este contexto, Veritas conversó con el presidente del Centro Español de Sindonología (CES), Jorge Manuel Rodríguez Almenar, para conocer nuevos datos sobre el Santo Sudario. En el transcurso de la conversación, Rodríguez Almenar avanzó la convocatoria de un Congreso sobre el Santo Cáliz, que tendrá lugar del 7 al 9 de noviembre en Valencia, ciudad en la que se custodia uno de los tres cálices vinculados a la Última Cena.

Aunque el principal objetivo del CES es el estudio de la Sábana Santa, se ocupa también de todas aquellas reliquias que -desde criterios metodológicos y científicos- puedan aportar datos sobre la persona de Jesús de Nazaret.Entrevista al presidente del Centro Español de Sindonología (IIPARTE): “La Sábana de Turín no es un fraude, solo el que no tiene ni idea puede decir que podría ser un cuadro o afirmaciones similares”

Oviedo, 18/03/2008

(VERITAS) Veritas ofrece la segunda parte de la entrevista realizada al presidente del Centro Español de Sindonología (CES), Jorge Manuel Rodríguez Almenar.

En esta segunda parte, Rodríguez Almenar sale al paso de aquellas voces que ponen en entredicho la posible autenticidad de las reliquias “son documentos escritos con sangre y que contienen información que puede sernos de utilidad”. Y respecto, tanto a la Sábana de Turín como al Sudario de Oviedo señala que “los datos que hasta el momento estamos descubriendo coinciden, ¡“qué casualidad”!, con lo que sabemos de Jesús de Nazaret. Entonces, por lo menos, habría que poner en duda el hecho de que no sabemos nada de Jesús de Nazaret, porque tenemos un candidato ¡que es clavao!”.

Rodríguez recuerda también las palabras de Juan Pablo II ante la Sábana de Turín: “el Papa dijo que al no tratarse de una cuestión de fe, la Iglesia carece de competencia para determinar su autenticidad. Es decir, la Iglesia mantiene por tradición el objeto, pero son los científicos los que determinarán si pertenece o no a Jesucristo. A éstos les pidió que actuasen con objetividad y sin prejuicios”.

Este sábado la BBC emitirá un documental sobre la Sábana de Turín y Rodríguez Almenar nos avanza alguno de los posibles contenidos de este espacio, especialmente lo que se refiere a los análisis del Carbono 14 realizados hace 20 años y las posibles consecuencias de las declaraciones que se emitirán en este programa.

Además, el presidente del CES resalta que aquellos que contemplan las reliquias y se sonríen, solo demuestran su ignorancia. El entrevistado califica de sorprendente el que “los científicos en pleno siglo XXI corroboren que efectivamente esa tela (La Sábana Santa y el Sudario de Oviedo) se puede descifrar y que lo que nos dice es coherente con lo que nos ha dicho la tradición durante 2000 años nada menos”.

EL SANTO SUDARIO DE OVIEDO
Relación con la Sábana Santa (1)





Existe una clara relación entre el Sudario de Oviedo y la Sábana Santa de Turín. En esta fotografía puede ya apreciarse esta semejanza.
Las coincidencias que resultan de los análisis efectuados son las siguientes:

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1. Las dos piezas de tela "contuvieron" a un hombre de largo cabello, barbado y cabello recogido en la nuca.
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2. Ambos eran adultos de unos 30-40 años y constitución fuerte.
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3. Ambos comparten tipo sanguíneo = AB, típico de la etnia judía en la zona israelita.
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4. Ambos fueron maltratados antes de morir (latigazos, tortura física (tirones de barba), casco de espinas...)
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5. Ambos murieron en posición vertical, crucificados y apoyándose en los pies.
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6. Ambos fallecieron por colapso ortostático y consecuente edema pulmonar en grado agudo.
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7. Las dos son telas fácilmente elaboradas en la zona hebrea.
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8. Las manchas de sangre contenidas en uno y otro lienzo son "coincidentes" y por tanto ambas son complementarias.
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9. Gotas de sangre bajo una mancha en forma de 3 invertido. Es la misma impresión en ambas reliquias.
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10. Los Evangelios -sobre todo Juan- nos hablan de estos lienzos.
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11. Ambos contienen rastros de pólenes de la zona.
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12. Ambos tienen rastros de mirra y áloe para preservar de la corrupción.
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13. Los más importante: superponiendo la Sábana Santa de Turín con el Sudario de Oviedo sobre la zona que cubría descubrimos que sus proporciones son coincidentes y concurrentes a una emanación sanguínea tras muerte por edema pulmonar. Correspondencias manifiestas con los regueros de sangre provocados por el caso de espinas y con las proporciones del craneales.

EL SANTO SUDARIO DE OVIEDO
Relación con la Sábana Santa (2)










Las proporciones anatómicas también indican las analogías entre estas dos reliquias. Así, guardan estrecha relación:

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1. Los arcos superciliares.
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2. Superficie y forma de la nariz.
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3. Abultamiento de la zona derecha de la nariz.
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4. Fosas nasales presionadas.
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5. Pómulo derecho hinchado y sanguinoliento.
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6. Posición y tamaño de la boca.
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7. Mentón y forma desigual de la barba.

Sería difícil para el investigador poder afirmar con total rotundidad que la Sábana Santa y el Sudario de Oviedo estuvieron en contacto directo con el cuerpo de Jesús de Nazaret. Pero, poco a poco, los paralelismos y demostraciones científicas van demostrando que ambas reliquias estuvieron en una época contemporánea a la de Jesús de Nazaret, en los mismos lugares y que contuvieron el cuerpo sin vida de un ser que sufrió la misma muerte que el nazareno. Todo apunta, en suma, que se corresponden con las empleadas con Jesús de Nazaret.




EL SANTO SUDARIO DE OVIEDO
Conclusión


El Santo Sudario de Oviedo, según todos los estudios a los que se ha sometido, se corresponde verdaderamente con el sudario con el que fue envuelto el rostro de Jesús una vez muerto en la Cruz. Sus semejanzas con la Sábana Santa de Turín, como se han visto, son concluyentes.
Como dijimos al principio, el Santo Sudario se nos presenta ante nuestros ojos como un impresionante recordatorio de la Pasión de Cristo. El Sudario de Oviedo es hoy un testigo elocuente de Cristo crucificado. El rostro ensangrentado del Crucificado se nos ofrece en este lienzo con toda su aterradora crudeza.
La contemplación del Santo Sudario de Oviedo nos recuerda que, como nos dice San Pablo, "nosotros predicamos a un Cristo crucificado".

jueves, 13 de octubre de 2011

El Cristo del océano, cuento de Anatole France



El Cristo del océano
[Cuento. Texto completo]
Anatole France

Aquel año, muchos de los habitantes de Saint-Valery que habían salido a pescar, murieron ahogados en el mar. Se hallaron sus cuerpos arrojados por las olas a la playa junto a los despojos de sus barcas y, durante nueve días, por la ruta empinada que conduce a la iglesia, se vieron pasar los ataúdes transportados por los suyos y seguidos por las viudas llorosas, cubiertas con manto negro, como las mujeres de la Biblia. El patrón Jean Lenoël y su hijo Désiré fueron así colocados en la nave central, bajo la bóveda en la que ellos mismos habían colgado tiempo atrás, como ofrenda a Nuestra Señora, un barco con todos sus aparejos. Eran hombres justos y que temían a Dios. Y el señor Guillaume Truphème, párroco de Saint-Valery, después de haberles dado la absolución, dijo con una voz regada por las lágrimas:

-Jamás fueron sepultados en tierra sagrada, para esperar ahí el juicio de Dios, personas más honestas y mejores cristianos que Jean Lenoël y su hijo Désiré.

Y mientras las barcas con sus patrones perecían cerca de la costa, los grandes navíos naufragaban en alta mar, y no había día que el océano no devolviera algún despojo. Y sucedió que una mañana, unos chicos que trasladaban una barca vieron una figura flotando sobre el mar. Era la de Jesucristo, a tamaño natural, esculpida en madera resistente y si barnizar, que parecía una obra antigua. El buen Dios flotaba sobre el agua con los brazos extendidos. Los chicos lo sacaron a la orilla y lo llevaron a Saint-Valery. Tenía la frente ceñida por una corona de espinas; sus pies y sus manos estaban taladrados. Pero faltaban los clavos lo mismo que la cruz. Con los brazos aún abiertos para ofrecerse y bendecir, aparecía tal como lo habían visto José de Aritmatea y las santas mujeres en el momento de darle sepultura. Los chicos se lo entregaron al párroco Truphème que les dijo:

-Esta imagen del Salvador es una escultura antigua y el que la hizo debe estar muerto desde hace mucho tiempo. Aunque los vendedores de Amiens y de París venden en la actualidad por cien francos e incluso más, estatuas admirables, hay que reconocer que los artistas de antaño tenían también su mérito. Pero a mí me alegra sobre todo la idea de que si Jesucristo ha venido así, con los brazos abiertos a Saint-Valery, es para bendecir su parroquia tan cruelmente golpeada y para anunciar que Él tiene piedad de las pobres personas que van a la pesca poniendo en peligro sus vidas. Es el Dios que caminaba sobre los aguas y bendecía las redes de Cefas.

Y, tras haber hecho que colocaran al Cristo en la iglesia, sobre el mantel del altar mayor, el párroco Truphème se marchó para encargarle al carpintero Lemerre una bella cruz en madera de roble. Cuando estuvo hecha, clavaron en ella al buen Dios con clavos nuevos y la irguieron en la nave, por encima del poyo de mampostería. Fue entonces cuando vieron que sus ojos estaban llenos de misericordia y como húmedos de una piedad celestial. Uno de los mayordomos de la parroquia, que asistía a la colocación del crucifijo, creyó ver que las lágrimas corrían por el divino rostro. A la mañana siguiente, cuando el señor párroco entró en la iglesia con el monaguillo para celebrar misa, se sorprendió mucho al ver la cruz vacía encima del poyo y el Cristo tendido sobre el altar. Tan pronto como terminó la celebración del santo sacrificio, mandó llamar al carpintero y le preguntó por qué había desclavado el Cristo de su cruz. Pero el carpintero respondió que él no lo había tocado en absoluto; y, después de haber interrogado al pertiguero y a los fabriqueros, el párroco Truphème se aseguró de que nadie había entrado en la iglesia desde el momento en el que el buen Dios había sido colocado por encima del poyo.

Tuvo entonces la sensación de que aquellas cosas eran milagrosas y las meditó prudentemente. El domingo siguiente, habló de ello a los fieles de la parroquia y les invitó a contribuir con sus donaciones para erigir una nueva cruz más bella que la primera y más digna de llevar a Aquel que redimió al mundo. Los humildes pescadores de Saint-Valery dieron tanto dinero como pudieron, y las viudas ofrecieron sus alianzas. Por lo que el párroco pudo ir de inmediato a Abbeville para encargar una cruz de madera negra, muy brillante, coronada por un letrero con la inscripción «I.N.R.I» en letras doradas. Dos meses más tarde, la colocaron en el lugar de la primera y clavaron en ella el Cristo entre la lanza y la esponja. Pero Jesús la abandonó como a la otra, y durante la noche fue a tenderse sobre el altar.

Cuando, a la mañana siguiente, el señor párroco la encontró allí, cayó de rodillas y oró durante mucho rato. El rumor de aquel milagro se difundió por todos los alrededores, y las señoras de Amiens hicieron colectas para el Cristo de Saint-Valery. Y el padre Truphème recibió de París dinero y joyas, y la esposa del ministro de Marina, la señora Hyde de Neuville, le envió un corazón de diamantes. Disponiendo de todas aquellas riquezas, un orfebre de la calle Saint-Sulpice hizo, en dos años, una cruz de oro y pedrerías que fue inaugurada con gran solemnidad en la iglesia de Saint-Valery, el segundo domingo después de Pascua del año 18... Pero Aquel que no había rechazado la cruz dolorosa, se escapó de esta cruz tan rica y fue a tenderse de nuevo sobre el lino blanco del altar. Por temor a ofenderlo, esta vez lo dejaron allí, y allí descansaba desde hacía más de dos años, cuando Pierre, el hijo de Pierre Caillou, fue a decirle al párroco Truphème que había encontrado en la playa la auténtica cruz de Nuestro Señor.

Pierre era un chico retrasado, y como no tenía suficiente inteligencia para ganarse la vida, le daban pan por caridad; era apreciado por todos porque no hacía daño a nadie. Pero tenía una conversación sin mucha lógica, que nadie escuchaba. Sin embargo, el padre Truphème, que no dejaba de meditar en el misterio del Cristo del océano, se impresionó por lo que el pobre insensato acababa de decir. Fue con el pertiguero y dos fabriqueros al lugar en el que el chico decía haber visto una cruz y encontró dos planchas con clavos, que el mar había golpeado de acá para allá mucho tiempo y que verdaderamente, formaban una cruz.

Eran restos de un antiguo naufragio. Se veían aún sobre una de aquellas planchas dos letras pintadas en negro, una J y una L, y nadie podía dudar de que no fuera un trozo de la barca de Jean Lenoël, que cinco años antes había perecido en el mar, junto a su hijo Désiré. Al ver las planchas el pertiguero y los fabriqueros comenzaron a reírse del inocente que tomaba los tablones rotos de un barco por la cruz de Jesucristo. Pero el párroco interrumpió sus burlas. Había meditado mucho, había orado mucho desde que el Cristo del océano había llegado junto a los pescadores, y empezaba a comprender el misterio de la caridad infinita. Se arrodilló sobre la arena de la playa, recitó la oración por los fieles difuntos, y luego ordenó al pertiguero y a los fabriqueros que llevaran sobre sus hombros aquel despojo y lo depositaran en la iglesia. Cuando estuvo hecho, levantó el Cristo de encima del altar, lo colocó sobre los tablones de la barca e incluso él mismo lo clavó en ellos, con los clavos que el mar había corroído.

Por orden suya, aquella cruz ocupó a partir del día siguiente el lugar que ocupaba la cruz de oro y pedrerías, por encima del poyo. El Cristo del océano no se desclavó nunca más. Quiso permanecer sobre aquella madera en la que unos hombres habían muerto invocando su nombre y el de su Madre. Y allí, entreabriendo su boca augusta y dolorosa, parece decir: «Mi cruz está hecha de todos los sufrimientos de los hombres, pues yo soy realmente el Dios de los pobres y de los desdichados».

FIN


Traducción de Esperanza Cobos Castro: relatosfranceses.com.

miércoles, 12 de octubre de 2011

La Santa Lanza




La Santa Lanza

En el Evangelio de San Juan (XIX, 34) leemos que, después de la muerte de Nuestro Salvador, "uno de los soldados le abrió el costado con una lanza [lancea], y luego salió sangre y agua". Nada se sabe de esta arma santificada hasta la descripción que hizo San Antonino de Piancenza (570 d.C.) de los santos lugares de Jerusalén, donde nos dice que en la Basílica del Monte Sión vio "la corona de espinas con la que Nuestro Señor fue coronado y la Lanza con la que fue herido en el costado". Tal y como señala M. De Mély (Exuviae, III, 32), la mención de la Lanza en la iglesia del Santo Sepulcro en el llamado "Breviarius", no es fiable. Por otra parte, en una miniatura del famoso manuscrito sirio de la Biblioteca Laurenciana de Florencia, iluminado por tal Rabulas en el año 586, se le da una importancia significativa a la herida en el costado de Cristo. Además, el nombre Longinus -si, de hecho, no se trata de una adición posterior- está escrito en caracteres griegos (LOGINOS) sobre la cabeza del soldado que está clavando su Lanza en el costado de Nuestro Salvador. Esto parece demostrar que la leyenda que asigna este nombre al soldado (quién, según la misma tradición, fue curado de oftalmía y convertido por una gota de la preciosa sangre que salía a borbotones de la herida) pertenece al siglo VI. Además, resulta tentador, aunque temerario, conjeturar que el nombre Logginos o Logchinos está, en cierto modo, conectado con la Lanza (logche). Sea como fuere, a finales del siglo VI fue venerada en Jerusalén una Lanza que supuestamente perforó el cuerpo de Nuestro Salvador y la presencia de esta importante reliquia es testimoniada un siglo antes por Casiodoro (en el salmo LXXXVI, P.L., LXX, 621) y posteriormente por Gregorio de Tours (P.L., LXXI, 712). En el año 615, Jerusalén fue tomada por un teniente del rey persa Chosroes. Las sagradas reliquias de la Pasión cayeron en manos de los paganos y, según el "Chronicon Paschale", la punta de la Lanza, que estaba partida, fue donada el mismo año a Nicetas, quien la llevó a Constantinopla y la depositó en la iglesia de Santa Sofía. Esta punta de la Lanza, colocada en una "yeona" o icono, fue regalada siglos después (en 1244) por Baldwin a San Luis, quien la engarzó con la Corona de Espinas (q.v.) en la Sainte Chapelle. Durante la Revolución Francesa estas reliquias fueron trasladadas a la Biblioteca Nacional de París y, aunque la corona se ha preservado hasta nuestros días, la otra reliquia ha desaparecido.

En cuanto a la segunda y parte más grande de la Lanza, Arculpus, alrededor del año 670, la vio en Jerusalén, donde debió haber sido restituida por Heraclius, pero entonces era venerada en la iglesia del Santo Sepulcro. Después
de esta fecha, no oiremos hablar de ella a ningún peregrino de Tierra Santa. Por ejemplo, San Willibald, quien llegó a Jerusalén en 715, no la menciona. En consecuencia, hay razones para creer que la reliquia mayor así como la punta habían sido llevadas a Constantinopla antes del siglo X, posiblemente al mismo tiempo que la Corona de Espinas. De todos modos, su presencia en Constantinopla parece ser atestiguada claramente por varios peregrinos, especialmente rusos, y aunque en lo sucesivo fue depositada en varias iglesias, es posible seguir su rastro y distinguirla de la reliquia de la punta. Sir John Mandeville, cuya credibilidad como testigo ha sido en parte rehabilitada en los últimos años, declaró en 1357, que había visto la hoja de la Santa Lanza en París y en Constantinopla y que la última era una reliquia mucho más grande que la primera. Fuese la que fuese, la reliquia de Constantinopla cayó en manos de los turcos y en 1492, bajo circunstancias minuciosamente descritas en "Historia de los Papas", de Pastor, el Sultán Bajazet la envió a Inocencio VIII para ganarse sus favores en el asunto de su hermano Zizim, prisionero del papa. Desde entonces, esta reliquia nunca abandonó Roma, donde se conserva bajo la cúpula de San Pedro. Benedicto XIV (De Beat. et Canon, IV, ii, 31) afirma que obtuvo en París un dibujo exacto de la punta de la Lanza y al compararla con la reliquia mayor de San Pedro, concluyó que las dos habían formado parte de una misma hoja. M. de Mély publicó por primera vez en 1904 un dibujo exacto de la reliquia romana de la cabeza de la Lanza y el hecho de que no aparezca la punta es tan singular como en los otros dibujos, a menudo fantasiosos, de la Lanza del Vaticano. Con el envío de la Lanza a Inocencio VIII, planearon sobre Roma grandes dudas sobre su autenticidad, como señala Burchard en su "Diario" (I, 473-86, ed. Thusasne), a causa de las conocidas Lanzas rivales preservadas en Nuremberg, París, etc., así como por el supuesto descubrimiento de la Santa Lanza en Antioquía gracias a la revelación de San Andrés en 1098, durante la Primera Cruzada. El Bolandista Raynaldi y muchas otras autoridades creyeron que la Lanza encontrada en 1098 cayó en manos de los turcos y posteriormente enviada por Bajazet al Papa Inocencio, pero de las investigaciones de M. de Mély parece probarse que se trata de la misma reliquia preservada hoy celosamente en Etschmiadzin, en Armenia. En sentido estricto, nunca se trató de una lanza, sino más bien de la cabeza de una lanza y es factible (a causa de su descubrimiento bajo circunstancias muy cuestionables por el cruzado Peter Bartholomew) que haya sido venerada como el arma con la cual ciertos judíos de Beirut clavaron una figura de Cristo crucificado; un ultraje al que se cree que siguió un milagroso brotar de sangre.

Otra Lanza que pretende ser la que produjo la herida en el costado de Cristo se guarda entre las insignias imperiales en Viena y es conocida como la Lanza de San Mauricio. Esta arma fue utilizada desde 1273 en la ceremonia de coronación del Emperador de Occidente y desde hace tiempo forma parte del emblema de la investidura. En 1424 fue a parar a Nuremberg y probablemente se trate de la Lanza conocida como la del Emperador Constantino, quien engarzó un clavo o una porción de un clavo de la Crucifixión. La historia narrada por Guillermo de Malmesbury sobre la donación de la Santa Lanza al Rey Athelstan de Inglaterra por Hugo Capeto parece ser debida a una idea equivocada. Otra última lanza supuestamente perteneciente a la Pasión de Cristo se conserva en Cracovia, pero, aunque se alega que ha permanecido allí durante ocho siglos, es del todo imposible reconstruir su historia.

El único trabajo de una autoridad reconocida que verse sobre todas las evidencias disponibles es el de M.F. DE MÉLY publicado en París en 1904 como el tercer volumen del Exuviae Sacrae Constantinopolitanae del COMTE DE RIANT. Contiene dibujos auténticos nunca antes publicados y una valiosa selección de fragmentos justificativos. Además de estos importantes trabajos, el lector puede dirigirse a ROHAULT DE FLEURY, Memoire sur les Instruments de la Passion (Paris, 1870), 272- 75; BEURLIER, s.v. Lance in Dict. de la Bible; SCHROD in Kirchenlex., VII, 1419- 22; MARTIN, Reliques de la Passion.

HERBERT THURSTON
Transcrito por Michael T. Barrett
Dedicado a Angelia Harris
Traducido por Francisco M. Moreno del Valle

martes, 11 de octubre de 2011

La leyenda del judio errante

Leyendas Bíblicas: La leyenda del judio errante
Jueves, 16 Abril 2009 - Gerardo Jofre


En Jerusalén, aquellos peregrinos cristianos que hacen las estaciones de la pasión, se detienen frente a la denominada “Puerta Judiciaria”, se trata de la séptima estación, y es allí donde desde antaño algunos situaban la casa y tienda del Judío Errante.

¿Quién es el Judío Errante?, ¿Cual es su leyenda?, ¿ Existió realmente?



Cuenta Mateo de París que en su tiempo, allá por el año 1229, viajaba por Inglaterra un arzobispo armenio, que llevaba cartas comendaticias del Papa para que le enseñasen todas la reliquias y los monumentos religiosos de aquel pueblo. Preguntado por los personajes más distinguidos en virtud, ciencia y posición acerca del Judío Errante, el Prelado contestó que estaba en Armenia; y uno de los familiares aseguró que era el portero de la casa de Pilato, llamado Catafilo, que viendo que los judíos arrastraban a Jesús fuera del Pretorio, le dio un puñetazo en la espalda, para arrojarle más pronto de allí. Jesús le dijo entonces:“El Hijo del Hombre se va; pero tu aguardarás su venida”. Catáfilo se convirtió al cristianismo, y fue bautizado por Ananías, que le dio el nombre de Joseph. Vive aún y cuando llega a la edad de cien años cae enfermo, en una especie de deliquio, durante el cual rejuvenece y se vuelve a la edad de treinta años que tenía a la muerte de Jesús.

Otro de los familiares del Arzobispo armenio afirmaba que su señor conocía al Judío Errante, con el cual había comido poco tiempo antes de salir del país; que respondía con mucha gravedad y sin reírse a cuantas preguntas se le hacían sobre hechos de la antigüedad; por ejemplo, acerca de la resurrección de los muertos que salieron de sus sepulcros cuando Cristo fue crucificado, sobre la vida de los Apóstoles y de otros Santos. Estaba en un continuo sobresalto, esperando de un momento la venida del Mesías en el día del juicio, porque entonces es cuando él debe morir. El crimen que cometió, arrojando a Jesucristo del Pretorio, le hacía temblar; sin embargo, esperaba el perdón, porque pecó por ignorancia.

Fray Benito Jerónimo Feijoo en sus cartas eruditas y curiosas, nos cuenta como Jacobo Basnage, autor protestante, en su obra “Historia de los judíos” cuenta hasta tres Judíos Errantes. El primero más antiguo , llamado Samer, en pena de haber fundido el becerro en tiempos de Moisés. Otro llamado Catafilo, el portero de Pilatos, anteriormente mencionado. Y por último el siguiente:

En Hamburgo apareció el Judío Errante en el año 1547. Era de edad como de cincuenta años, de elevada estatura y larga cabellera, que le caía sobre la espalda; vestía modestamente y andaba descalzo, aún en el rigor del invierno. De este modo se presentó en la Catedral de Hamburgo un domingo de aquel año, durante los oficios, y se puso a escuchar al orador con atención y recogimiento ejemplares. El obispo de Sleswig, Pablo de Eizen, le preguntó que quién era, y respondió que judío, por nombre Asuero (Ahseverús), zapatero de profesión, que había sido testigo de la crucifixión de Cristo, desde cuya época andaba errante. Decía que había conocido a los Apóstoles, y contaba con admirable precisión y oportunidad todas las revoluciones acaecidas en la serie de siglos de su larga existencia. Cuando Jesús marchaba al Calvario, cargado con la cruz, quiso descansar un poco delante de la tienda de Asuero, el cual rechazando a Jesús con violencia brutal, “fuera de aquí”, le dijo, a lo que repuso Jesús: “no descansaré en este lugar; pero tú no cesarás de andar hasta el último día”. “En castigo de mi insolvencia, añadía, marcho de esta suerte por el mundo sin detenerme en parte alguna”.
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Retrato de Feijoo por Gerardo Jofre.

Según el citado obispo, aquel judío observaba una conducta ejemplar, hablaba poco, y sólo cuando se le preguntaba. Si se pronunciaba ante el nombre de Jesús, inclinaba profundamente la cabeza y se daba golpes de pecho; y si oía juramentos o blasfemias, suspiraba desde el fondo del corazón y exclamaba: “¡Cuan desgraciado eres, vilisima criatura! Si hubieses visto lo que yo he visto, y que de suplicios y dolores ha costado tú salud a tú Salvador, antes sufrirías mil muertes que blasfemar de su santo nombre”. Cuando se le invitaba a comer, comía y bebía muy parcamente; si se le ofrecía dinero, sólo aceptaba ocho sueldos (la tradición sostiene que este personaje no posee nunca más de cinco monedas de cobre de que disponer a la vez, pero que encuentra siempre esta mezquina suma en su bolsillo), que distribuía entre los pobres, diciendo que aquel que Dios cuida de nada tiene necesidad. Jamás reía, y siempre hablaba la lengua del país en que se hallaba. Muchos personajes de diversos puntos del globo, distinguidos por su virtud, ciencia y posición, atestiguaban haberle visto en España, Polonia, en Rusia, en Alemania, en Suecia, en Inglaterra, Escocia, etc.

Cristóbal Krauff cuenta que, siendo secretario de la embajada de España, le vio en Madrid (1575); y describe su talle, vestido, conducta y modales, añadiendo que hablaba perfectamente la lengua española. El mismo personaje misterioso fue visto en Viena, en Austria (1599), en Lubec( 1610), en Livonia, en Cracovia, Polonia y Moscú ( entre 1616 y 1634), en Sajonia ( 1604), y en 1672 en Astracán. Y Rodolfo Bouthray asegura que también apareció en París y en otros puntos de Francia.

Respecto a Francia, el autor del Espión Turco (1643), hizo en varias cartas referencia al Judío Errante, a quién vio en París y éste le dijo que su nombre era Michob-Ader, y que había sido portero del Diván de Jerusalén.

El historiador Mitternachs refiere que en 1630 se presentó en la parroquia de San Wenceslao de Numbourg un hombre grave y decentemente vestido, y que habiéndose colocado frente del predicador le escuchaba con atención extraordinaria; se daba muchos golpes en el pecho, lloraba, inclinaba la cabeza del lado derecho, y no pudiendo permanecer largo tiempo sobre el mismo pié, inclinábase ya adelante, ya atrás, de suerte que los que allí estaban le creyeron loco. Acabado el sermón, le preguntaron quién era; a lo que respondió que judío y zapatero; que andaba errante desde el día de la pasión de Jesucristo; que había vivido en Jerusalén, cerca de la puerta que conducía al Calvario; que deseando Jesús descansar en su taller, cuando pasaba por allí, cargado con la cruz, le arrojó brutalmente; que entonces Jesús, echándole una mirada llena de compasión, le dijo: “Yo decansaré tú no tendrás punto de reposo hasta que yo vuelva, en el día del juicio”; que para expiar su falta no descansaba, en efecto, ni de día ni de noche, sino que caminaba constantemente, esperando, no obstante, alcanzar el perdón de su pecado y entrar algún día en el cielo; pues sin milagro evidente no podía vivir tan largos siglos, falto de sueño y de descanso. Añade Mitternachs que habiéndosele querido detener, para que compareciese ante los jueces eclesiásticos, desapareció, sin que se hubiese vuelto a saber más de él, y que muchas gentes le tuvieron por el verdadero Judío Errante; pero otras muchas por un impostor.

A fines del mismo siglo XVII apareció en Inglaterra otro Judío Errante, que pretendía tener mil setecientos años de edad y haber sido empleado en el tribunal de Jerusalén, cuando Jesús fue condenado a muerte. En aquella ocasión arrojó bruscamente del Pretorio al Señor, diciéndole: “fuera, fuera ¿ por qué estás aquí?” A lo cual Jesús respondió: “Yo me voy; pero tú andarás hasta mi venida”. Aseguraba que había conocido a todos los Apóstoles, y que se acordaba de su fisonomía, de su voz, de su vestido. Había recorrido todos los pueblos de la tierra, y no cesaría de andar errante hasta el fin de los siglos. Pretendía curar a los enfermos, con sólo tocarlos; hablaba muchas lenguas, y discurría sobre puntos de historia con tanta exactitud, que dejaba admirados a cuantos le oían. Los más sabios doctores de las Universidades de Inglaterra jamás pudieron convencerle de contradicción. Decía que estaba él en Roma cuando Nerón mandó prender fuego a la ciudad, y que entre muchos personajes conoció a Mahoma, Saladino, Tamerlan, Bayaceto, Soliman el Magnífico. Todo esto consta en carta escrita desde Londres por la Sra. Mazarina (la Duquesa Hortensia Mancini; sobrina del cardenal Manzarini) a la Duquesa de Bouillon, cuyo original vio Calmet, y que plasmó en su obra: La Sainte Bible avec des notes literales, critiques et historiques, des prefaces et des dissertations, tires du commentaire de Dom Augustin Calmet, Abbè de Senones, de Mr. L’Abbè De Vence et des Auteurs les plus cèlebres, t.V. pag.85-92. 1779.

La pronta recepción de esta leyenda en España e Italia viene dada por el manuscrito RB II/2808 que contiene una traducción italiana, copiada a principios del siglo XVII, de la versión alemana de la leyenda del judío errante.

Una vez hemos visto las versiones más conocidas de esta leyenda, podemos concluir:

1.- Que no hay mención alguna de esta leyenda en los escritos apócrifos neotestamentarios, ni tampoco en los primeros escritos cristianos.

2.-Que se trataría de una leyenda cristiana cuyo origen más temprano puede remontarse a los tiempos del Emperador Constantino ( s. IV).

3.-Que la versión oriental de la leyenda es la de Mateo de París, extendida por este monje de San Albano, en Inglaterra durante el siglo XIII. Aquí el Judío Errante es llamado “ Catafilo” o Cartaphilus y es el Portero de Poncio Pilatos.

4.-La versión de Occidente, le da el nombre de Ahseverus o Ahsevero o Asuero y dice que éste ejercía el oficio de zapatero en Jerusalén.

5.-Hay una versión musulmana de la leyenda que se remonta al año 6 de la Hégira, después de que los árabes tomaron la ciudad de Holvan, en Siria. Según la leyenda, Fadhilahc, el jefe de las tropas árabes, tuvo un encuentro con un hombre quién dijo llamarse Serib-Bar-Elia, quien habitaba este mundo por orden de Jesucristo hasta su segunda venida. Cuando se le preguntó por cuando sería la segunda venida, aquel le respondió: “ Cuando los varones y hembras se mezclasen sin distinción de sexos: cuando la abundancia de víveres no minorase su precio: cuando los pobres no hallasen quien los socorriese, por estar enteramente extinguida la caridad: cuando los Templos, dedicados al verdadero Dios, fuesen ocupados por los Idolos; entonces estaría próximo el Juicio final”.

7.-En Europa la leyenda tuvo su máximo auge entre los siglos XVI y XVII, pero durante el siglo XVIII y XIX comienza su declive, tachándose de creencia absurda. No obstante, Feijoo señala que el origen de esta leyenda pudo tener un origen remoto sobre un hecho verdadero, pero ahora desfigurado.

8.-Otros autores proponen a la figura del Judío Errante y su leyenda, como el símbolo de la Diáspora Judía. Término que se usa para definir al hecho y a la causa del exilio judío fuera de Palestina y su posterior dispersión por el mundo.

Bibliografía consultada:

- Santiago, Jerusalén, Roma - Diario de una Peregrinación por los catedráticos D. José Mª Fernández Sánchez y D. Francisco Freire Barreiro- edición año 1881).

- Cartas eruditas y curiosas/ Tomo II, carta XXV por Benito Jerónimo Feijoo 1876-1764)

- Diccionario Enciclopédico hispano Americano- Edición Montaner y Simón Editores- Barcelona, 1892.